Hoy día vivimos aislados y esto acortará nuestras vidas. La situación que viven los niños y los adultos mayores actualmente es alarmante; la American Sociological Review hizo un estudio donde encontraron que el aislamiento y sentimiento de soledad empieza a muy temprana edad; 12% de los niños encuestados de jardín de niños y primaria reportan sentirse solos y aislados todo el tiempo, por otro lado, según cifras de la CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) más del 28% de los adultos mayores del país sienten que son discriminados por su edad y sus derechos no son respetados.
Estas cifras son el resultado de una sociedad moderna que ha transformado sus núcleos familiares, sus sistemas de valores y que ha segmentado a su población. Las enfermedades mentales producidas por el “aislamiento” (depresión, soledad, ansiedad, tendencias suicidas) específicamente en ambos grupos de la edad, van en aumento y pueden empeorar cuando no se tiene una red de apoyo emocional y psicológico.
Para contribuir a la solución de este problema y construir comunidades y sociedades más cohesionadas es necesario repensar los modelos educativos, recreativos, culturales y de vivienda que hoy existen. Es así que este proyecto apuesta por el diseño de espacios que ofrezcan servicios y programas con actividades planificadas y mutuamente beneficiosas a fin de fortalecer la comunicación, las relaciones y construir experiencias de vida de forma intergeneracional. Al fomentar la interacción de diversas generaciones a través del diseño logramos eliminar las barreras espaciales, conceptuales y actitudinales teniendo como resultado, la creación de redes de seguridad que contribuyan a reducir las desigualdades, promuevan el respeto, la solidaridad política, la transferencia de conocimientos y nos permitan servir a dos poblaciones con una sola idea.
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